Las cascadas de la contaminación

Las cascadas formadas por la obra del Plan Maestro del Río Salado a la altura de los puentes, la pasarela (que ya no está y se espera en pocos meses el inicio de la construcción del puente nuevo) y el ferroviario, llamaron la atención de la comunidad y de quienes visitan Roque Pérez para pescar o pasar el día. Es un hecho llamativo, sobre todo si uno cierra los ojos y se distiende con el sonido de la fuerza del agua en las pequeñas cascadas. Sin embargo, como se dice habitualmente, la realidad está a la vista.

El agua que se acumula al caer por las piedras forma una capa blanca y grasosa, y una bruma amarilla. 

Cuando se recorre el río Salado desde la bajada del puente de la ruta Nacional 205 hasta lo que se conoce como el Pico, el agua está limpia, llena de pájaros coloridos, no hay olor. En cambio, cuando se avanza del Pico en sentido Beguerie el agua es completamente diferente por el arrastre de lo que corre, de los desperdicios de las empresas frigoríficas como ha sucedido desde siempre. Un desastre ambiental en el río, tan grave como el que viven los vecinos de la zona industrial desde hace décadas, agravado en los últimos años desde la apertura de un segundo frigorífico. 

Al visitar las cascadas tan admiradas por muchos, lo que podría ser un lugar lindo y agradable, se torna en un peligro para quienes se meten al agua y pescan en ese foco de agua grasosa y contaminada que de maravillosas no tienen nada. 

La comunidad sigue pidiendo que se tomen medidas. En espacial los vecinos de la zona industrial que cumplen un verano más, sin abrir sus ventanas.